jueves, 20 de enero de 2011

Ceguera

Desde hace un tiempo BHP Billiton está ejecutando uno de los programas de desarrollo de proveedores más ambiciosos que se haya dado en el país. Pretende tener al año 2020 “más de 250 proveedores de clase mundial”, donde BHP ha entendido que las limitaciones a su productividad se encuentran alojadas a través de toda la cadena/cluster en el cual se desenvuelve. Así, visionariamente, ha estado invirtiendo en proyectos, difusión y seguimiento; en un plan donde actúa asociadamente con CODELCO. Dentro de estas acciones ha realizado una novedosa encuesta para medir las brechas en gestión que separan a las empresas de proyectarse como competidores globales. Dentro de los resultados de las primeras decenas de encuestados se puede distinguir un fenómeno que impide la innovación de clase mundial, la ceguera.

¿Ceguera? Pues sí, entendida como la incapacidad de distinguir de forma clara dónde y cuáles son los niveles de excelencia y sofisticación que se deben alcanzar para tener un producto o servicio de “clase mundial”. Consistentemente a nuestras empresas se les dificulta el distinguir qué significa construir una marca global, que nivel de capacidades, infraestructura y de tecnología son necesarias para la alta competencia mundial. ¿Qué tiene que ver esto con innovación? Pues la innovación si bien se asimila a la magia, no lo es. La innovación es un proceso recurrente de gestión de creatividad y emprendimiento que busca sorprender e impactar a los mercados, y su calidad es dependiente de los recursos que se le asignan, tales como: personas, tiempo, presupuesto, alianzas, tecnología, etc. Está demostrado que la marca MIT ayuda a sus emprendimientos (no da lo mismo la robustez de una marca), y que la calidad y diferenciación de su infraestructura tecnológica son la base de su éxito en el traspaso de conocimiento a mercado.

Entonces ¿qué nos pasa? Hagamos un ejercicio. Imaginémonos viendo un jugador de 16 años de las divisiones inferiores de Huachipato –el club del acero tiene de las mejores inferiores del país-, y otro, igual (misma edad), jugando en las inferiores del Inter de Milán, ¿hay realmente una diferencia sustantiva? No, no la hay; incluso algunos opinaran que somos mejores. Ahora, pensemos en que estamos viendo estos mismos jugadores, en los mismos clubes pero de 23 años, ¿hay diferencia? Si, la mayor parte de las personas y empresarios a los cuales les pregunto sienten que ya hay grandes diferencias, por supuesto en beneficio del club italiano. Finalmente, ¿hay diferencias entre las instituciones? Abismantes, nadie a quien he preguntado encuentra comparables Huachipato con el Inter; hay profundas diferencias en términos de infraestructura, presupuesto, governance, merchandising, especialistas, etc.

Pues bien, si estas comparaciones las trasladamos a las empresas, universidades, o por ejemplo al campo de la biotecnología, tenemos la impresión de que poseemos una fuerza laboral joven de alto potencial, buenos investigadores, científicos creativos y con publicaciones –el joven de 17 años de Huachipato- somos competitivos. ¿Es así? donde tenemos campos de ceguera es respecto del entorno en que maduran las innovaciones, en juzgar o comprender los estándares de competencia de clase mundial –como el caso del jugador de 23 años en el Inter, que seguramente juega 2 partidos de alta competencia por semana, lo vigilan preparadores, sicólogos, sus pares son de alto nivel, si falla se le hace ver, tiene métrica que lo rodea-, que lo desafía a innovaciones disruptivas, a niveles de agresividad que potencien sus capacidades; también somos algo ciegos respecto de nuestra real posición en el entorno global en cuanto a institucionalidad e infraestructura, ¿podemos realmente competir en biotecnología? ¿Son nuestras universidades instituciones lo suficientemente robustas para la competencia global de la innovación?

La ceguera -el mind set- se puede y se debe acondicionar. No necesariamente implica que en vista de que no tenemos algunas cosas las “compremos” todas, pero si nos debemos dar cuenta de las redes y complejidades de competir en el mundo, y a través de este conocimiento, ir construyendo canales apropiados que apoyen los procesos de maduración de las innovaciones –entornos competitivos-, e institucionalidad que las resguarde y les den apoyo. El construir juicios comunes respecto de nuestro nivel de competitividad puede ser un buen inicio para caminar en el sentido correcto.

sábado, 27 de noviembre de 2010

¿Por qué enseñamos innovación? (y Cómo) La experiencia de la UAI




Inspiración versus transpiración. ¿Creatividad versus emprendimiento?

"La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando."

Pablo Picasso

"El genio es uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de transpiración."

Thomas Alva Edison

Esta semana el profesor John Mullins, autor del conocido libro sobre modelos de negocios “Getting to Plan B”, señalaba que el fundador de Nike demoro 7 años para que su emprendimiento le permitiera trabajar en el full time, así también es conocido que los creadores de Google al tercer año de emprender lo intentaron vender a un precio bajísimo y no pudieron, pasaron unos años hasta que las características técnicas se unieron a una mayor precisión y claridad del modelo de negocios para pasar a ser la empresa que hoy todos admiran; hacer Avatar le llevo a James Cameron 4 años. El libro del profesor Mullins justamente hace referencia a que probablemente el tema más importante para los innovadores/emprendedores es justamente transitar, sin rigideces y aprendiendo lo más rápido posible, desde el plan “A” –lo que habían imaginado-, al plan “B” –lo que realmente pasa.

Año a año la encuesta mundial a gerentes de BCG muestra como si bien la innovación se sigue consolidando como uno de los temas TOP para los gerentes de todo el mundo, también permanece en lo más alto de la tabla, como el que mayor sensación de descontento produce. La encuesta profundiza y sistemáticamente muestra que temas presentes en la ejecución son los centrales entre las causas de poco avance e insatisfacción: cultura, procesos y alineación con la estrategia.

De este modo, si la capacidad de ejecución es lo principal, ¿significa esto que en la batalla entre creatividad y emprendimiento gano esto último? Pues no es tan así. No es bueno para las empresas que se involucren en procesos de gestión de la innovación maravillarse sólo con abrirse a las ideas y no tener claro que esta parte del proceso es sólo el inicio, es importante tener claridad y conciencia que la creatividad es una actitud constante, que ayuda a acelerar los procesos de aprendizaje, los que acompañan las decisiones en el desarrollo e instalación en el mercado de las innovaciones, inventando mejores caminos –más baratos y rentables-, disminuyendo los costos de los errores, y creando modelos de negocios más sustentables, complejos y a la vez simples para los clientes finales.

En este sentido, advertir a cualquiera que se involucre en temas de innovación que esto no es magia. Los resultados dependen de la cantidad de recursos, métrica y aspectos en la disciplina de ejecución que deben persistir por años. Las pérdidas de valor en las fases de desarrollo por: falta de vigilancia y premios tempranos, falta de gasto en prototipos y pilotos, alejarse del problema original y de las necesidades del usuario; son todas cosas que no suceden en simultáneo con la idea inicial, sino que justamente durante el desarrollo y las fases de implantación.

Entonces ¿Estímulo a la inspiración o transpiración? Aunque suene políticamente correcto, son ambas a la vez, el emprendedor más efectivo es quien recurre constantemente a la creatividad. Empresas que piensen que hacen innovación porque sólo se abren a recibir ideas, rápidamente se frustraran al no obtener propuestas sofisticadas, con lo cual además de tener el problema de qué hacer con lo que les llega, tendrán que lidiar con las expectativas que crearon. Por otra parte, las empresas que no se abran a que sus procesos principales de negocios se empapen de creatividad, verán como el mundo (participación de mercado, margen, ventas), se les comenzará a estrechar sin razón aparente.

sábado, 30 de octubre de 2010

EL AÚN PENDIENTE TURNING POINT DE LA INNOVACIÓN Y EMPRENDIMIENTO EN CHILE

Patricio Feres

Inti Núñez

La innovación es el mecanismo que permitirá a Chile para saltar del grupo de los países de ingresos medios al grupo de los países desarrollados. Esto no es un reto menor, ya que esto implica la necesidad de duplicar el ingreso per cápita en los próximos 15 a 20 años, lo que equivale a tener un crecimiento de alrededor del 5% anual en un horizonte largo de tiempo. Según distintos estudios económicos[1], la contribución a este crecimiento que debería provenir de la innovación es cercana al 1,5%, el doble de la actual contribución estimada para este concepto. Para esta fase, Chile requiere un punto de inflexión en su política de innovación que acelere la incorporación de Chile al grupo de los países en que el conocimiento es fundamental para su estrategia de desarrollo.

En este contexto reconocemos los siguientes ámbitos prioritarios vinculados con las capacidades de innovación de las empresas en Chile, la transferencia de conocimiento hacia la industria y en el fortalecimiento de las debilidades de información del Sistema Nacional de Innovación:

  1. Transferencia tecnológica desde universidades y centros de I+D

El desarrollo de instituciones que conforman el "puente" entre la producción de conocimiento y los negocios es uno de los principales temas levantados en los diagnósticos realizados en el país por la OCDE y el Banco Mundial[2]. Chile requiere instituciones como las oficinas de comercialización tecnológica de las mejores universidades norteamericanas o inglesas[3], o los centros tecnológicos especializados como el Instituto Fraunhofer en Alemania (que se instalará pronto en Chile).

Según la OCDE en Chile la creación de vínculos entre la Universidad y la industria se ve obstaculizada, entre otros, por la escasez de recursos humanos especializados. Del lado de la generación de conocimiento, ni la cultura institucional de las Universidades, y tampoco los planes de estudio alientan a sus ingenieros para completar sus estudios con un doctorado o maestría en áreas relevantes para la innovación tecnológica. Por el lado de las empresas, las perspectivas de empleo en la industria para los graduados en disciplinas científicas se ve limitada por la falta de alineamiento de la innovación con la estrategia de negocios de las empresas y las mejoras de la productividad en el largo plazo. Adicionalmente, los marcos institucionales que comúnmente se utilizan para promover la relación entre la Universidad y la industria son subdesarrollados. Esto es particularmente importante para las asociaciones público-privadas, y la falta de mecanismos específicos para estimular y organizar un diálogo entre las empresas y las instituciones educativas, escuelas secundarias y universidades, en relación con las necesidades, actuales y futuras, de capital humano especializado. Adicionalmente, Chile no cuenta con un mecanismo específico para estimular y organizar puentes sofisticados y especializados entre empresas y universidades de investigación que permita el desarrollo de instituciones complejas de nivel mundial que conecten generadores de conocimiento (las escuelas de ingeniería y ciencias de la vida), Oficinas de Propiedad Intelectual (inexistente o de muy bajo nivel técnico en muchas universidades), las empresas, incubadoras de empresas e inversionistas de capital de riesgo.

Se hace necesario entonces la generación de un instrumento que permita financiar estas actividades de comercialización y transferencia, en base a convenios de desempeño dependientes de algún sistema de indicadores previamente creado (del que hablamos más adelante). Este instrumento debe dar una señal de largo plazo, por ejemplo 9 años, donde cada 3 años se ajusten los montos para el periodo siguiente. Debe ser un esquema flexible en el que participen universidades públicas y privadas, centros tecnológicos, además de aquellos institutos públicos especializados de alto potencial que muestren la capacidad de agrupar un nivel suficiente de I+D, conocimiento especializado y redes de clase mundial, entre otros. Una propuesta en este sentido es la generada por el Consejo Nacional de Innovación y que actualmente está siendo validada por los actores del sistema público de innovación.[4]

  1. “Cuellos de botella” en el ciclo de emprendimiento innovador o el necesario equilibrio entre el gasto en Investigación, y lo invertido en desarrollo.

Se han desarrollado una serie de instrumentos de apoyo para el fortalecimiento del financiamiento de emprendimientos en el ciclo innovador, como por ejemplo, capital semilla, redes de inversionistas ángeles, capital de riesgo. Pero, aún se distingue un “cuello de botella” en el llamado capital de riesgo temprano (Early Stage Venture Capital) que impide el crecimiento fluido de proyectos innovadores desde sus fases de semilla hacia fases más maduras, afectando el flujo de emprendimientos (deal flow). Estamos hablando de proyectos que han demostrado de alguna manera una oferta de valor que responde a una necesidad relevante del mercado pero que aún no logran asegurar una viabilidad para los próximos años.

En la literatura internacional se habla de un equilibrio para la realización de una innovación de 1/3 para investigación y 2/3 para desarrollo; más cuando hoy se sabe que las innovaciones se realizan en recorridos de tiempo amplios, 2 a 3 años de trabajo en su establecimiento en mercado. Pues bien el sistema nacional de innovación gasta mucho en proyectos, pero casi nada en el ciclo del emprendimiento y la realización de innovaciones. El “peso” de los instrumentos de emprendimiento en CORFO y CONICYT no llega al 5% del presupuesto total, debería al menos llegar al 20%, además de crear fondos de inversión instalados en: empresas, universidades, centros de desarrollo de innovación y emprendimiento, bancos, etc.

  1. Capacidades en gestión de la innovación

El desafío de la competitividad para las empresas es asegurar los elementos de un entorno de colaboración, confianza, flexibilidad, experimentación y aprendizaje con el fin de sentar las bases de un proceso de innovación de alto impacto continuo y de largo plazo. Es decir, se requiere un foco en la generación de capacidades al interior de las empresas, en un sentido amplio, para gestionar la innovación. Hoy en día, Chile cuenta con herramientas para hacerlo. Innova Chile promueve la creación de plataformas para la gestión de la innovación empresarial, que buscan la generación de un profundo cambio cultural en las empresas de sectores tan diversos como la salmonicultura, la minería y la industria de servicios. El desafío es evaluar el impacto de estas iniciativas de manera de generar los aprendizajes que permitan la evolución del sistema de apoyo en este ámbito. En nuestra experiencia, una línea de fortalecimiento del sistema que se vislumbra como relevante es la creación de mecanismos de apoyo al desarrollo de fondos de capital de riesgo corporativo (Corporate Venture Capital) para aquellas empresas que demuestren capacidades sistematizadas para la gestión de la innovación.

Esta es sólo la extensión de lo actual, pero para ser un país realmente innovador el desafío es instalar procesos de gestión de la innovación a todo nivel: instituciones públicas, empresas, universidades, etc. La difusión en este sentido puede ser vital y programas de apoyo al entorno que acompañen estos esfuerzos son vitales y relativamente baratos para el sistema.

  1. Programas estratégicos en sectores priorizados o la urgencia de focalizar esfuerzos

Se requiere un inmediato giro del foco desde la institucionalidad de los clusters hacia programas orientados por misión en los distintos sectores, apuntar más que a sectores a actividades, ejemplo: sanidad en el salmón, sofisticación de industria turística, automatización de la minería, mejoramiento de servicios de ingeniería de exportación, etc. El país debe preocuparse de su competitividad, y de las necesidades de las empresas que es imposible cubrir desde el sector privado.

Innova acaba de aprobar el instrumento programa estratégico (a la TEKES[5]). Un buen instrumento en este sentido debería considerar, la administración de este sofisticado aparataje requiere de un sistema de política “clase mundial”, su diseño más que una burocracia imposible requiere verdaderos expertos, un desafío no menor para la política.

  1. Métrica sobre partes o eslabones críticos del SNIC

Una de las debilidades transversales del SNIC es la falta de sistemas de indicadores, rankings, información transparente y disponible sobre gasto en I+D en Universidades, sectores económicos, áreas del conocimiento, entre otros. En esta línea, y acorde a la necesidad de desarrollo de unidades especializadas de transferencia y comercialización tecnológica, es fundamental la generación de un sistema de indicadores que permita medir las actividades de transferencia, comercialización y difusión tecnológica (TCDT) desde universidades y centros tecnológicos hacia el sector productivo. En otras palabras se busca medir los puentes entre el conocimiento que se origina/gestiona desde las universidades y centros tecnológicos, y las empresas. Esta medición deberá considerar las mejores prácticas internacionales en la materia y los aportes de los actores involucrados (universidades, centros tecnológicos y agencias de políticas de innovación)[6]. Por otro lado, se requiere que esta evaluación sea aplicable en el período de un año, que sea rápida, de bajo costo y que dé origen a un indicador global que permita comparar y hacer benchmarking entre las distintas unidades evaluadas. En el contexto señalado, se debería buscar que este instrumento sea orientador y actúe como promotor de la competencia dentro del sistema de innovación nacional.

En la misma línea se podrían generar y difundir rankings de incubadoras y patrocinadores de capital semilla, centros tecnológicos, unidades institucionales del sector público, etc. La velocidad de mejoramiento del sistema depende de cómo se aborden estás acciones.

Otra línea de trabajo en este ámbito que recomendamos es la de sistematización y cálculo anual del gasto de I+D en universidades, que actualmente realiza CONICYT, cuyo último cálculo disponible es del 2004.

6. El apoyo decidido al sector privado, hacer un esfuerzo potente de revertir el equilibrio de gasto entre sector público y privado (2/3)

Si se considera, en todo el sistema, cuanto de los fondos del Estado van a apoyar proyectos de innovación en las empresas, se llega a la Subdirección de Innovación Empresarial de INNOVA Chile y el incentivo tributario o Ley de I+D –que en realidad es una externalización así que no es completamente directo-, si luego se ve la inversión anual, quitando los gastos en asesorías -gestión de la innovación-, y la tasa de aprobación de proyectos – hoy de 25%; se puede concluir que el objeto central de toda política de estimulo a la innovación es sólo un aderezo, las cifras son muy bajas y la promesa de éxito débil. Hoy en día una empresa no tiene reales incentivos para participar del SNIC, esto es fatal para el sistema, y un error grave. Respecto se debe considerar que en otros países, exitosos, se entregan apoyos directos como rebajas tributarias.

  1. Focalizar en la institucionalidad y la eficiencia de los procesos en instituciones públicas claves del sistema

Existe un consenso de la necesidad de disminuir el proceso burocrático en la evaluación y entrega de subsidios de distintos instrumentos de las principales agencias del sistema público de innovación (Innova Chile y CONICYT). Por otro lado, se requiere un fortalecimiento de la institucionalidad, no se debe olvidar que CONICYT es una “pegatina” de 3 leyes y no la institucionalidad robusta y representativa que se requiere para la próxima etapa y los montos que ha llegado a manejar; e INNOVA Chile, no es más que un comité de CORFO y por lo tanto administrativamente “amarrada” a una institución tradicional y con una arquitectura de poder particular.

Por otra parte la gestión, la revisión y simplificación de la batería de instrumentos disponibles en dichas agencias es un deber ineludible. La eficiencia del gasto de toda la política depende finalmente de avances concretos en gestión.

Estos puntos son sólo algunos temas, la construcción de un SNIC sólido pasa por: institucionalizar, crear un entramado sólido de actores; generar rutinas estables, claridad de las reglas del juego y eficiencia de gestión; e incentivos reales a los participantes de un sistema, el crecimiento sólo puede ser sistémico y atraer a todos los jugadores es un deber de la política.



[1] Consejo de Innovación, 2010

[2] OECD (2007), Reviews of Innovation Policy: Chile

[3]http://www.cctec.cornell.edu; http://www.isis-innovation.com; http://www.imperialinnovations.co.uk; http://www.unitectra.ch/en/index_en.htm;

[4] Interlink Biotechnologies, LLC, 2009: Establishment of Centers for Innovation Technology Transfer and Entrepreneurship

(Cite) in Chile prepared for Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad.

[5] http://www.tekes.fi/en

[6] Molas-Gallart, J., A. Salter, P. Patel, A. Scott, & X. Duran, 2002: Measuring Third Stream Activities. Final Report to the Russell Group of Universities. SPRU, University of Sussex. UK.

Fallas de origen en el sistema de becas. Como un mal diseño puede perjudicar una buena iniciativa

Inti Núñez

Ya por todos son conocidas las fallas del Sistema Becas Chile, se han escrito suficientes cartas al diario de algunos candidatos frustrados o mal atendidos, reportajes describiendo las faltas y errores de juicio que han hecho que no siempre las asignaciones sean las más correctas, además se ha puesto en duda el real impacto de la política al no ser claro el sistema de devolución de la beca, y recientemente 2 importantes países han cesado sus becas a Chile por la poca claridad del sistema.

Si bien felicito el haber unificado en el Gobierno el sistema, aún no entiendo que no se hubiese optado por un modelo de regulador: pequeño, inteligente y eficiente; con una externalización de las asignaciones, y no por sobrecargar aún más a CONICYT que ya venía con problemas de crecimiento (se triplico en 4 años) y requiriendo una mejoría sustantiva en sus sistemas de operación –tema reconocido como prioridad por los programas del Banco Mundial.

Bueno ¿Cuáles fueron los errores que auguraron el desastre? Pienso y sigo creyendo que al menos existen 2 temas complejos, en términos de los beneficios esperados por el Sistema Nacional de Innovación, de superar en el diseño original.

1. El mejor asignador de fondos es quien compite en el mercado por los recursos. En este sentido, quienes están interesados en tener mejores especialistas y expertos, masters y doctorados, son al menos 3: universidades; empresas o grupos de empresas –sectores-; y el sector público –que digámoslo mueve buena parte del PIB y requiere una profunda modernización. Pero y ¿qué tiene que ver una persona que se prepara para ser experto en una empresa, con un académico o un eficiente funcionario público? No mucho, por esto existe un primer problema con los sistemas unificados, no son específicos respecto de a quien seleccionan y para que un buen funcionario público no tiene por qué ser buen profesor, y los criterios para seleccionar a alguien que le sirve a una empresa salmonera no son los mismos que para un académico, es más pueden ser los opuestos. Además se suma que al no hacer participar directamente –universidades, empresas, servicios públicos- a quienes más probablemente necesiten a estos expertos, se pierde poder en el pago de la beca, y también se pierde la oportunidad de haber apalancado recursos de estas instituciones. Un argumento en contra de estos planteamientos es que es difícil de implementar y que las demandas pueden ser menores a las cifras que se ha desafiando el país, pues bien al menos se debería haber intentado con un mix de becas, pero unificarlas todas en un solo proceso no parece correcto por ningún lado.

2. Se ha demostrado que en los sistemas de innovación principalmente el conocimiento es tácito, es decir, se aloja en los lugares y las personas. Pues bien el sistema de becas privilegia los estudios de doctorado en el extranjero. Bien porque vivir e interactuar en el extranjero enseña globalización, idioma, nuevas culturas, abre mundos, pero mal porque las tesis doctorales son la principal contribución de estos estudios y al realizarlas absolutamente ajenas al contexto del país de origen, muchas veces, y sobre todo en los temas tecnológicos, son ajenas a nuestras realidades. Así muchos de nuestros principales biotecnólogos son expertos en cáncer, y muchos doctores en ingeniería no demuestran una gran cercanía a temas nacionales. ¿Por qué no haber generado una mezcla en el origen? Algo se ha hecho, pero quizás debió haber habido un diseño más agresivo de dobles grados. También pensando que una de las funciones importantes del Estado, en las primeras fases de creación de un Sistema nacional de Innovación dinámico, es bajar agresivamente el costo de los “bienes tecnológicos”, en este caso acercando una mayor oferta (más alumnos y doctores cerca de las empresas). Esta es la semilla del nacimiento de sectores tecnológicos.

Supongo seguirá el debate en torno a las becas. Estos son 2 puntos que me parecen debatibles y que podrían producir mejoras, tan necesarias para los próximos años.

¿Por qué la experiencia de Colo Colo nos sugiere la imperiosa necesidad de contar con Centros de Comercialización y Transferencia Tecnológica de clase

Inti Núñez

Ingeniero agrónomo - PUC, MBA - UAI, MSc Políticas Tecnológicas – Universidad de Sussex, Reino Unido. Gerente de desarrollo estratégico – DICTUC.

Patricio Feres

Ingeniero Industrial Eléctrico - PUC, Master en Economía – Universidad de Cambridge, Reino Unido. Gerente de nuevos negocios – DICTUC. Profesor de Gestión de la Innovación Tecnológica, Escuela de Ingeniería – PUC.

La innovación es el mecanismo que permitirá a Chile saltar del grupo de países de ingresos medios al grupo de países desarrollados. Este no es un desafío menor ya que esto implicaría la necesidad de duplicar el ingreso per cápita en los próximos 15 a 20 años, lo que equivale a tener un crecimiento cercano al 5% anual. De acuerdo a diversos estudios económicos, el aporte a este crecimiento que debe venir de la innovación es cercano al 2%, el doble del aporte que se estima proviene por este concepto actualmente. Dado esto y la etapa en que se encuentra la economía chilena no basta con seguir haciendo más de lo mismo. Es cierto, se ha avanzado bastante en los últimos años, se ha duplicado el presupuesto de CONICYT desde el 2004 y se han multiplicado por 5 las personas que estudian doctorados en el extranjero, lo cual ha permitido fortalecer la investigación básica, se ha triplicado el presupuesto de Innova Chile desde el 2005 permitiendo el aumento considerable de los esfuerzos de desarrollo de las empresas, entre otros. Para esta fase, se tiene que lograr un fuerte cambio en la pendiente con las que las políticas de innovación aportan al desarrollo de Chile, es decir, requerimos un punto de inflexión que permita acelerar la incorporación de Chile al grupo de países en que el conocimiento es parte central de su estrategia de desarrollo.

Para aprovechar los avances logrados, en Chile se tienen que desarrollar instituciones que hagan el ‘puente’ entre la producción de conocimiento y las empresas. Éste es uno de los principales temas en los diagnósticos hechos al país desde la OCDE y el Banco Mundial. También estos diagnósticos reconocen la importancia de instituciones como la Fundación Chile, que si bien opera como puente, es sólo una y además constantemente tiene problemas presupuestarios. Chile requiere instituciones como el sistema de oficinas de transferencia tecnológica de las mejores universidades norteamericanas, o los centros tecnológicos especializados en esta labor como el Instituto Fraunhofer que cuenta con más de 50 centros en Alemania (una buena noticia es que aparentemente se instalaría pronto en Chile).

¿De qué estamos hablando? De institucionalidad compleja, que sume los esfuerzos y competencias de los centros generadores de conocimiento (escuelas de ingeniería y ciencias de la vida, centros tecnológicos), de oficinas de propiedad intelectual (inexistentes en muchas universidades y centros tecnológicos), de incubadoras de negocios y la conexión con fondos de inversión; hablamos de profesionales del más alto nivel, de instituciones especializadas, robustas, en red y globales.

¿Cómo explicarlo? Pues bien, sabia Ud. que Colo Colo vendió en estos 3 últimos años casi US$ 33 millones en jugadores, cifra nunca antes alcanzada por nuestro futbol, y ¿a qué se debe? A que hoy es una institución –una S.A.- compleja, con estrategia de negocios, con un sistema de gobernabilidad transparente y competitivo, que es capaz de generar estrategias de venta, ser contraparte de clubes internacionales, programar la salida de jugadores, entre otras. Cuando no existe un Colo Colo (o un club deportivo complejo y sofisticado) terminamos vendiendo nuestros mejores jugadores muy por debajo de su valor de mercado, como por ejemplo Zamorano, vendido por sólo US$ 800 mil al Saint Gallen de Suiza muy lejos de los US$ 9 millones en que Matías Fernández fue vendido al Villarreal de España.

Desde hace algunos años que Chile produce buenos jugadores (basta con recordar los logros de las selecciones menores), al mismo tiempo en Chile se genera “buen” conocimiento pero al igual que en el fútbol, en ausencia de instituciones complejas, en este caso de comercialización y transferencia tecnológica, los mejores desarrollos son vendidos a fondos de capital de riesgo extranjeros y la riqueza de esas empresas se desarrolla afuera. Así fue como Gemelos.com -quizás uno de los mejores start up de la época de internet en Chile-, termino con sólo un 1% de propiedad chilena alojado en Brasil, así también muchos de los mejores desarrollos en biotecnología han sido invertidos por fondos de capital de riesgo en Nueva York.

Actualmente, en el sistema público existen diversos instrumentos que benefician la transferencia, pero tienen una alta dispersión. Por ejemplo el sistema de apoyo al emprendimiento está compuesto por una seguidilla de contratos de bajo monto y de altos tiempos de tramitación que atentan contra el establecimiento de rutinas, ciclos de aprendizaje y creación y mantención de talentos al interior de las organizaciones (además de atentar contra –paradojalmente – el emprendimiento con todos los requisitos en las postulaciones). Por otra parte, existen grants asignados a través de proyectos de innovación, donde se repite lo anterior respecto de los aprendizajes y creación de mecanismos que logren acumular capital humano. Un problema adicional en este caso es que quien está a cargo del diseño de los mecanismos de comercialización y transferencia son los investigadores jefes de los proyectos de I+D, donde está ampliamente probado que no son los más idóneos para configurar los mecanismos más adecuados de comercialización. De hecho en los centros con mayor prestigio en el mundo, los profesionales encargados de la comercialización de tecnologías no son académicos ni investigadores, si no que profesionales (que pudiendo venir del mundo académico) se han especializado en la gestión de tecnologías, en negocios y en propiedad intelectual. Por otro lado, el gasto anual en estos programas es importante, y está altamente concentrado (lo cual es bueno, pues esta actividad tiene fuertes economías de escala), sin embargo, el financiamiento esta tremendamente subdividido en numerosos contratos y burocracias, que no ayudan en nada a que el país compita.

El fin último de una buena política de innovación, es generar nuevos sectores sofisticados o tecnológicos que se sumen en la diversificación productiva (como el salmón, en el cual colaboró Fundación Chile). Sin una base robusta de Centros de Comercialización y Transferencia Tecnológica perdemos la posibilidad de dejar mayor riqueza, a partir de nuestras mejores ideas, en el país. Convenzámonos, necesitamos 7 Fundaciones Chile. ¿Cuesta mucho? No, para nada. Las actividades de comercialización en sistemas de innovación maduros no alcanzan al 5% del total del gasto público, así en Chile reasignando programas o creando un programa de financiamiento directo a algunos centros, fácilmente podemos crear 6 o 7 instituciones similares a Fundación Chile (además de apuntalar a esta), ¿Cómo? En base a convenios de desempeño o block grants a la comercialización y transferencia tecnológica. Una primera medida sería desarrollar un sistema de indicadores que permita medir las actividades y resultados de la comercialización y transferencia de tecnologías. Este sistema debe ser transparente, público y debe incluir una fórmula que permita ranquear las distintas instituciones de manera de que se promueva la competencia entre los distintos actores. Un segundo paso debe ser la generación de un instrumento que permita financiar las actividades de comercialización y transferencia de tecnología, en base a convenios de desempeño dependientes del sistema de indicadores previamente creado. Este instrumento debe dar una señal de largo plazo, por ejemplo 9 años, donde cada 3 años se recalcula la fórmula y se vuelve a ranquear a las instituciones participantes, de manera de ajustar los montos para el periodo siguiente. Debe ser un esquema flexible en el que participen universidades públicas y privadas, además de aquellos institutos públicos especializados de alto potencial. A nuestros diseñadores e implementadores de políticas de innovación les recomendamos el caso inglés o el de Israel que resulta bastante iluminador en este tema.

Para dar el próximo paso al desarrollo, Chile necesita de la innovación y alcanzar niveles de competitividad global. Aunque nos cueste decirlo, como hinchas de otro equipo, aprendamos por una vez de las buenas prácticas como las de Colo Colo. Ya no se necesitan políticas sólo ‘comparsa’ que llenen de ‘chiches’ el entorno; se necesitan políticas que acompañen a los sectores con mayores posibilidades de competir globalmente; y para esto instituciones complejas que le hagan el ‘peso’ a nuestro salmón, fruta y cobre; sino, toda la política y el actual esfuerzo serán sólo anécdota.

¿Qué son los ambientes embebidos?


Inti Núñez

El otro día alguien me preguntaba que significaba exactamente ambientes embebidos, concepto que en la literatura de innovación está asociada a la persistencia en el proceso de innovación y al logro de innovaciones disruptivas.

Lo único que se me ocurrió en Chile como ejemplo fue el Liceo Miguel León Prado. Este liceo que se encuentra en la mitad de la comuna de San Miguel y produce constantemente a más de la mitad de los jugadores de las selecciones de hockey en patines del país, y estás a su vez han logrado persistentemente estar dentro de las mejores del mundo en su disciplina. ¿Qué hace que una institución en particular, generación tras generación, logre estar en el top del mundo? Esto es lograr un ambiente embebido; es el proceso instalado y las distintas componentes que generan redes, cultura, rutinas tales que se vuelve natural el producir campeones.

Acerquémonos a divisar innovaciones disruptivas y ambientes embebidos; por ejemplo, en un pub de Cambridge -en una servilleta para ser exactos- dicen que Watson y Crick dibujaron por primera vez la estructura del ADN; Hoy Cambridge tiene el mayor polo de biotecnología de Europa, y ¿a alguien le sorprende?; en Stanford el caso de Larry Page y Sergey Brin, dos estudiantes de su doctorado de matemáticas que crearon Google, si bien es importante es parte de lo que han estado produciendo por 40 años.

Probablemente las 3 claves de este fenómeno son: la cultura, redes y proximidad física (infraestructura); felicito al Foro por la iniciativa del Blog, quizás es un primer paso a crear un ambiente ‘embebido’ que aporte a hacer de Chile un campeón (constante).